En general no suelen intervenir y seríaa positivo el que lo hicieran para atender aspectos fundamentalmente de integración de la obra pública en el territorio de una manera más atenta a los problemas que se pudieran plantear.

No exactamente se entienden como parques temáticos. Quizás el desajuste de lo edificado últimamente con actuaciones mínimamente respetuosas hacia esos núcleos ha llevado a intentar una aproximación excesivamente que podríamos definir como pintoresca en relación a materiales y formas en un intento por evitar esas malas prácticas. Habría que entender que las actuaciones edificatorias deben hacerse con técnicas contempóraneas pero con respeto a aspectos volumétricos, formales, superficiales, etc.. que es lo que en cierta manera trata de plantear la Guía de Buenas prácticas.

El arquitecto puede aportar la mejora material de las condiciones de vida en nuestras ciudades, villas y núcleos teniendo presente la situación actual en la que se encuentran y posibles intervenciones de mejora, adaptación, y generación de espacios libres, controles volumétricos, lógicas constructivas y muchos otros aspectos que tienen que ver con la dimensión física del urbanismo. A veces la excesiva legislación ensombrece estos aspectos que históricamente fueron fundamentales, todo ello sin olvidarnos de los aspectos más relacionados con la forma de vida de sus habitantes y sus condiciones socio-económicas.

La Guía representa precisamente el mancharse los zapatos recorriendo diferentes núcleos rurales y constatando como se viene interviniendo en ellos. En muchos países europeos ya desde comienzos del siglo pasado se fueron redactando guías de este tipo para ayudar a técnicos, políticos y profesionales que intervienen en la forma de construir sobre estos núcleos, para una mejor intervención sobre ellos. No se trata de convencer sobre cual es la buena arquitectura, se trata de entender ciertas lógicas de ocupación del suelo, de edificar sobre él, y respetar la singularidad de estos asentamientos.

Tal como se hace explícito en la respuesta anterior, va dirigida a todos aquellos que intervienen transformando los núcleos rurales. Me consta que la Xunta de Galicia ha remitido manuales a los diferentes ayuntamientos y los ha ofrecido a participantes en una jornada dirigida a técnicos y políticos que se realizó hace días. Espero que también pueda ponerse a disposición del público en general en librerías y bibliotecas.

Lamentablemente de una forma considerable ya que la mayoría de los planes urbanísticos se planteaban con poco rigor la intervención en esos núcleos. En unos casos, la deficiente cartografía utilizada donde plasmar crecimiento, alineaciones, y ordenanzas ayudaron a ese destrozo. En otros casos, la falta de un trabajo más directo y próximo a la realidad también coadyuvaron. A veces, la confusión entre el deseo de construir a la manera urbana en esos asentamientos también lo propiciaron. Los políticos locales deberán entender y valorar esas estructuras territoriales para evitar actuaciones que las degraden.

Sí pero en un plazo no inmediato. El planeamiento urbanístico en Galicia ha sido algo nuevo y se vincula fundamentalmente con las competencias derivadas del Estatuto de Autonomía. Hasta entonces solo existían algunas ciudades con planes urbanísticos. El reparto de la tierra, la presión sobre el litoral, el negocio inmobiliario, fueron aspectos que en pocas décadas fueron deteriorando nuestro territorio. Poco a poco políticas de educación, como el Plan Terra, dirigidas a los niños gallegos, podrán ir calando en un respeto y defensa de nuestro territorio como poco a poco ha ido ocurriendo con los temas patrimoniales y medioambientales.

Sí estoy de acuerdo en la totalidad de esas afirmaciones.

La guía trata de ayudar a una más lógica y meditada intervención sobre núcleos rurales que todavía presentan unas características ambientales y paisajísticas importantes. No se trata de una visión pueril e idílica sino de entender y reclamar el valor de esas entidades de población donde evitar actuaciones distorsionadoras, cuando pueden hacerse con mayor rigor y calidad. Para mejorar las desfeitas ya realizadas se debería intervenir específicamente sobre ellas buscando minimizarlas a través de actuaciones de diferente tipo. Ello requeriría proyectos específicos de mejora.

No hay verdades absolutas. Siempre es necesario para construir la existencia de los servicios mínimos y también debería ser fundamental la integración paisajística de los urbanizado y edificado. Las dimensiones de las parcelas dependen en muchos casos de su posición en los núcleos y fundamentalmente de sus características geométricas y accesibilidad.

Ya desde el inicio del siglo XX se entendió que la zonificación era una técnica necesaria para controlar la relación de los diferentes usos sobre el territorio. Por ello la ordenación es necesaria por los inconvenientes que pueden llegar a producirse, por ejemplo, una granja puede producir malos olores, un taller ruidos. Por otro lado, siempre han existido reglas de buena vecindad que con la complejidad urbana cada vez se hace necesario complementar para un mayor equilibrio. Hay muchas intervenciones que deben ser evitadas para no destruir el paisaje tanto en la obra civil como en la edificatoria. Los planes teóricamente deberían tener esos aspectos presentes y otros muchos.

Gracias, este tipo de manuales, frecuentes en otros países, pueden ayudar a veces más que ciertas normativas para intervenir de una forma más racional y respetuosa en el territorio que normativas e incluso leyes.

Confío en que no, la aproximación al mundo rural tiene que ser mucho más precisa a través de cartografías, fotografías y datos de campo para cruzarlos todos con las problemáticas socio-económicas y demográficas junto con la específica valoración de los aspectos patrimoniales y paisajísticos.