Es diícil de medirlo, pero creo que puede tener dos efectos, por un lado haciendo repuntar la abstención y, por el otro, provocando una fragmentación del voto debido al desencanto del electorado con las fuerzas políticas tradicionales que no están aportando las soluciones adecuadas para resolver la crisis y mejorar sus condiciones de vida. Algo de eso ya lo vimos en las generales del 20-N del año pasado, de las que salió un Parlamento más plural

La influencia puede ser significativa, y de hecho ya han empezado a detectala los partidos en sus estudios demoscópicos internos. Una actuación judicial vinculada a presuntos casos de corrupción, que es de lo que trata la operación Pokémon, genera estados de ánimo en el electorado hacia los políticos y puede afectarle a unos partidos más que a otros. Mi impresión es que al PSOE, por ejemplo, le va a tener un coste apreciable en la circunscripción de Ourense, debido a la que la dimisión del alcalde de la ciudad se gestionó reabriendo las viejas heridas del partido, lo mismo que puede afectar también al BNG por tuvo un concejal relacionado con estos hechos.

Mario Conde puede seducir a algunos votantes desafectos con la política que conocimos hasta el momento, pero no creo que obtenga el respaldo necesario para lograr representación en el Parlamento gallego. Para lograr un escaño hay que reunir entre 33.000 y 39.000 votos, según la participación, en la provincia de Pontevedra, y eso duda que pueda conseguirlo fácilmente una persona que, además, está diciendo que sale elegido renunciará a ser parlamentario para dejarle el puesto al siguiente.

Todos tienen alguna fortaleza y también bastantes debilidades. Por aludir solo a los principales, creo que Núñez Feijoo tiene la debilidad de pertenecer al PP, que es el partido que está gestionado ahora la crisis y los recortes sociales en toda España, pero en Galicia su imagen no está tan dañada como la de otros aspirantes, de acuerdo con lo que reflejan los sondeos. Con el socialista Pachi Vázquez ocurre un poco al revés: la mayor fortaleza le viene de las lagunas en la gestión del PP, pero su debilidad se debe a la falta de unidad del partido, pues hace unos meses una parte importante todavía lo cuestionaba como candidato. En cuando al nacionalista Francisco Jorquera, creo que la coherencia política y la capacidad de trabajo personal son características que lo avalen, aunque su campaña viene lastrada por sus bajos niveles de conocimiento y la escisión que sufrió el BNG hace unos meses.

La verdad que si nos atenemos al programa electoral, varía mucho de un partido como el PP a otro como el BNG o Izquierda Unida. En cambio, si nos atenemos a las fuerzas que pueden acceder a la presidencia y liderar el Gobierno, que en el caso gallego parecen serían el PP y el PSdeG, la política económica no difiere de forma sustancial, si bien el Pachi Vázquez marcó muchas distancias con Feijoo por el apartado fiscal, prometiendo la creación de nuevos impuestos para aumentar la recaudación de la Xunta y poder así mantener el grueso de las políticas sociales.

Habría que tener una bola de cristal para responder a esto, pero de entre esos nombres sí que parece claro quien NO va a sustituirle en la Xunta en el supuesto de que Feijoo abandonara la presidencia de la Xunta a mitad de mandato. Su sustituto, por fuerza, deberá ser diputado en el Parlamento y tanto Negreira como Barreiro no lo serán. En cambio, Pedro Puy y Alfonso Rueda figuran en las listas del PP por A Coruña y Pontevedra, así que si mantienen el escaño tras el 21-O, estarían bien colocados para una sucesión.

Penso que é doado de ver que os candidatos mellor posicionados para ser presidentes da Xunta non están en condicións de ofrecer un cambio de rumbo sustancial no modelo económico e social. Ese papel van a xogalo más ben outras forzas de novo cuño, como a Alternativa Galegas de Esquerdas que lidera Xosé Manuel Beiras ou o partido de Mario Conde, en mesmo en parte o BNG, se ben o BNG é un partido xa moi pendurado no sistema establecido e que ten unha representación institucional, mesmo nas Deputacións, onde se pode ver como goberna.

Si es su impresión, desde luego que la respeto y no tengo mucho más que añadir más allá de que lo que intento en mis informaciones es describir la realidad que percibo. Y también respeto la decisión del PSdeG de convertirlo en cabeza de lista por A Coruña , porque es quien tiene la legitimidad para resolver estas cuestiones. A los periodistas no nos toca hacer las listas, vaya eso por delante, pero sí informar de ellas.

Lo desconozco, aunque tengo la impresión de que tanto el PP como el PSOE sí que pudieron hacer acopio de alguna munición para emplearla durante la campaña. Por ejemplo, ayer mismo conocimos que Feijoo viajó en el avión privado de un empresario del PP para hacer campaña y hoy nos enteramos de que Pachi Vázquez negoció su entrada en el PP. A esas cosas me refiero, pero la operación Pokémon es otra cosa diferente: se trata de una actuación judicial derivada de otras actuaciones previas en las que se lleva trabajando desde hace años.

Mi impresión es que el BNG ya ha pasado la página de la escisión sufrida tras la asamblea de Amio y tiene la cabeza en otra cosa, que es cifrar exactamente cual va a ser su fuerza, su electorado. De momento, a dirección dice tener buenas vibraciones por la respuesta obtenida en actos como los del 25 de julio o las conveniciones para lanzar a su candidato, Francisco Jorquera, aunque me temo que la escisión sí que le va a tener un coste de varios escaños.

La división pudimos verla todos a lo largo de toda la legislatura. Una parte del partido no quería ver a Pachi Vázquez como candidato a la Xunta ni siquiera como secretario general, y por esa razón lanzaron a la exministra Elena Espinosa. Ahora bien, estas divisiones no impiden que el partido pueda cerrar filas, al menos formalmente, en torno al candidato para afrontar las autonómicas a la espera de los movimientos que se puedan producir en el futuro.

Por nuevas opciones nacionalistas creo que podemos entender tanto la fuerza que lidera Xosé Manuel Beiras, si bien tiene un componente más federalista, y Compromiso por Galicia (CxG). Mi impresión es que, especialmente en el caso de Beiras, le pueden arrebatar electorado sobre todo al PSOE, como ocurrió ya en los años noventa. En el caso de CxG tengo más dudas, parte como fuerza más centrada, con fichajes de caras que antes estaban en el BNG o en el PP, así que su espectro electoral podría ser amplio, aunque quizás por pretender ser amplio también acabe siendo débil.

O cambio do sistema de voto emigrante, que agora hai que reclamalo formalmente, provocou xa nas últimas convocatorias unha caída ampla na participación. Desta volta, pouco máis de 20.000 residentes no extranxeiro solicitaron votar e desos hai que ver cantos o fan. Así que a posibilidade de que poda ser decisivo redúcese de xeito notable.

Es posible, aunque muy difícil. Para obtener un escaño por Lugo, por ejemplo, no basta con tener el 5 % sino que hay que hay que superar con crece el 6 %. Mi apuesta es que van a entrar cuatro fuerzas políticas en O Hórreo, las tres que hay actualmente y la que lidera Beiras.

Esa es la gran pregunta de estas elecciones autonómicas. Si Feijoo logra mantener distancias con Rajoy y zafarse del desgaste que está teniendo el PP en toda España por la gestión de la crisis, entonces puede tener la oportunidad de revalidar el cargo de presidente. Posiblemente al PP gallego pueda tener ahora algunas dificultades para activar a su electorado, a aquellos que lo votaron en el 2009, porque la situación económica y social se ha deteriorardo mucho, pero si logra ganarse su confianza como un mal menor, entonces habrán ganado mucho.

Hice una porra con unos compañeros, y la tenemos guardada, pero me va a permitir que no la haga pública. Pero más allá de los datos concretos, tengo la sensación de que el desgaste de Feijoo no va a ser tan acusado como algunos creen, que el deterioro electoral que va a sufrir el PSdeG puede ser pronunciado y que el BNG, aun bajando, puede salvar los muebles. Mi porra es que volverá a haber un Gobierno del PP y Beiras entrará en el Parlamento con varios diputados.