Puede ser un toque de atención, pero no creo que implique un cambio de tendencia. Para saberlo habría que conocer un poco la evolución y esperar a las siguientes elecciones municipales, que serán en mayo del 2014. El PP baja votos en las ciudades, pero baja de forma global en toda Galicia porque hay una participación menor y un mapa político más fragmentado. El PP pierde voto urbanos, pero el PSOE y el BNG pierden aún mucho más, porque la única fuerza que se está posicionado bien en las ciudades es Alternativa Galega de Esquerdas.

Porque non poden considerarse a Esquerda Unida, que forma parte de AGE, como unha forza nacionalista. A concorrencia de EU-IU na coalición que lidera Xosé Manuel Beiras distorsiona esa lectura, trátase dunha formación de cultura federalista e republicana, pero non nacionalista, por moito que entre os seus principios esté o recoñecemento da autodeterminación dos pobos.

Os 75 escanos do Parlamento galego repartiríanse nestas elecciones tanto se votaran 2 millóns de galegos como un millón en función dos resultados obtidos por cada forza, aplicando a lei d'Hont. Así que pódense perder votos, e incluso porcentaxe de voto sobre o total, e ter máis escanos. Hai que ter en conta a caída xeneralizada da participación, que baixa en torno a seis puntos, e o aumento do número de candidaturas con opción de acadar representación parlamentaria.

No hay tradición en el PSdeG-PSOE de grandes escisiones o bajas en masa, como ocurrió, por ejemplo, en el caso del BNG. El Partido Socialista ya vivió en los años noventa momentos tan o más difíciles incluso que el actual y aguantó razonablemente unido. Pero eso no impide que la situación del partido pueda incluso empeorar si Pachi Vázquez y Francisco Caamaño, que son la cara de la derrota electoral del 21-O, desisten de hacer la lectura adecuada del resultado y evitar asumir sus responsabilidades.

Logró un resultado muy llamativo, algo más de 17.000 votos, superando al exbanquero Mario Conde, como dice, y a la plataforma Compromiso por Galicia (CxG). Pero tengo dudas de que ese movimiento pueda seguir creciendo mucho más y que su insumisión política acabe superando algún día la barrera del 5 % de los votos que se requiere para acceder al Parlamento y, de hacerlo, dejar los escaños sin ocupar. Solo con la insumisión no se puede llevar adelante un proyecto político, creo que así lo entiende la mayoría de la sociedad.

Logró el mejor resultado del BNG en Galicia, con tres escaños en Pontevedra, frente a los dos de A Coruña. Pero no creo que ese resultado se le pueda imputar en persona a Carlos Aymerich. El Bloque no funciona así. En el resultado es posible que tenga mucho que ver el peso que tiene el BNG en la ciudad de Pontevedra, su única alcaldía urbana, y el trabajo desarrollado por esta formación en localidades como Bueu o Tomiño, aparte de la ciudad de Vigo. En todo caso, el BNG pierde un diputado por Pontevedra y empata en número de escaños con la AGE de Beiras. Así que se cometería un grave error en vender como bueno un resultado que no lo es.

Nadie tiene una bola de cristal para saber eso. Pudo hacer en la anterior legislatura y no lo hizo, porque prefirió hacer un Gobierno de corte presidencialista para proyectar su imagen por encima del resto, y en este esquema no cabe un vicepresidente. En cambio, ya tuvo una especie de vicepresidente en la sombra, el que hace las funciones que le corresponderían, que es su conselleiro de Presidencia, Alfonso Rueda, que a la vez es quien tiene el mando sobre el aparato del PP. Con este modelo no le ha ido mal, así que dudo que pueda modificarlo.

Desconozco el caso concreto de Cee, pero en todo caso en la provincia de A Coruña, donde Francisco Caamaño ejerce como secretario general del PSOE; es resultado obtenido el 21-O no fue mucho mejor. El partido se dejó muchas plumas, retrocedió más de doce puntos en porcentaje de voto y perdió tres escaños de golpe, casi la mitad de los que cede en toda Galicia. En este resultado, que en realidad se veía venir, tuvo mucho que ver el método utilizado por Caamaño para elaborar las candidatura electoral del 21-O, al optar por enfrentarse con todos. El partido ahora le devuelve el golpe dejándolo tocado y limitando sus aspiraciones futuras: si no lo quiere una parte significativa del PSOE es más difícil que lo pueda querer el resto de la sociedad.

El BNG está muy próximo ya a su mínimo estructural. Antes de las elecciones, escuché alguna apuesta de personas que conocen bien la organización asegurando que su suelo garantizado es de 150.000 votos. Pues al final, ni eso, porque lograron 145.000. Y su futuro, dependerá de la lectura que hagan. El BNG perdió ya su razón de ser como frente unitario del nacionalismo gallego. Ahora está la Anova de Beiras y Compromiso por Galicia (CxG). El BNG se parece ahora mucho más a una Unión do Povo Galego (UPG) sin careta, que sigue teniendo el amparo de la poderosa CIG, porque también la dirección de la CIG está controlada por la UPG.

Beiras tiene cierta capacidad y dominio de la escena para convertirse en líder de la oposición, si quiere serlo, y más ahora cuando coincide con liderazgos muy débiles en las demás organizaciones políticas. Pero no hay que olvidar que Xosé Manuel Beiras es un señor de 76 años que no ofrece, precisamente, una imagen de futuro. Hay que estar atentos a cómo evolucionan las relaciones con Esquerda Unida en el seno de AGE y a quien puede Beiras darle el relevo. Respecto a la capital del PSOE, no sabría que decirle. Si lo de Cee se refiere a Caamaño, creo que lo contesté anteriormente: desde el congreso provincial de A Coruña quedó muy tocado para ser el próximo líder de los socialistas gallegos, y la situación se agravó con las elecciones del domingo.

Pedro Puy es una de las personas mejor preparadas del Partido Popular y, si Feijoo se lo ofrece, podría ser también un conselleiro que destacara sobre la media. Pero creo que si no lo fue ya en la anterior legislatura es porque él mismo se autodescartó y prefirió, quizás también por razones personales, la tranquilidad del Parlamento a quemarse en el Gobierno. No sé si tendrá una segunda llamada para recuperarlos para la Xunta, porque lo cierto es que también se ha convertido en la cabeza del grupo parlamentario. Y Feijoo necesita una cabeza pensante en O Hórreo.

Al menos yo, no lo veo así. En las elecciones autonómicas no se vota por la autonomía, por el gallego, pro el nacionalismo o por la recentralización del Estado. Se vota para elegir al partido al que se encomienda la tarea de formar Gobierno, aunque la decisión del voto se forma teniendo también en cuenta todo lo anterior. Pero se vota para elegir un Gobierno, básicamente. En el caso de las elecciones del domingo, también se votó en parte para elegir oposición y quitarle a Feijoo la prerrogativa de elegir quienes debían ser sus adversarios. La ciudadanía impulsó al Parlamento con fuerza a Beiras porque cree que puede hacerle una oposición más dura a Feijoo de la que le hizo el BNG o Pachi Vázquez, quien siempre tuvo el estigma de ser el candidato socialista favorito del PP.

Es una decisión que compete al propio Feijoo como presidente del PP gallego. Sabemos que en la anterior legislatura le pidió que entregaran el escaño a todos los diputados que pasaron a formar parte de la Xunta; si esta vez se enmienda a sí y hace lo contrario, pues estará trasladando un mensaje en clave sucesoria, porque si Feijoo pliega velas en Galicia a mitad de mandato, por ejemplo, solo lo podría sustituir como presidente alguien que esté sentado en O Hórreo.