Creo que fue un papel testimonial. El presidente del partido en toda Galicia era Avelino Pousa Antelo, al que hice una entrevista para El Ideal Gallego ese mismo año, con motivo de las elecciones autonómicas y me dijo que su partido lo repudió desde el primer momento. En A Coruña los miembros que formaban el gobierno municipal hicieron un manifiesto -a poco de producirse el golpe- con los demás partidos de la corporación. El alcalde era Domingo Merino, de Unidade Galega.

Yo creo que el Rey estaba en contra del golpe desde el primer momento. Se aludió a aquel discurso por televisión -pasada la medianoche-. No se pudo hacer antes porque RTVE estaba controlada por un destacamento de la División Acorazada Brunete. No se fueron hasta pasadas las ocho de la noche. De todas maneras, muchos observadores creyeron que se pudo hacer un rechazo del golpe desde la Zarzuela a través de la SER o la COPE, que tenían onda media y frecuencia modulada en toda España y que no estaban ocupadas por los militares. También se aludió a que el Rey primero quería tener controladas a todas las capitanías, y ese fue también el origen de la demora.

El único civil implicado fue Juan García Carrés, del que hay una extensa conversación -grabada- con Tejero solidarizándose con él y anticipándole que iba hacia el Congreso el regimiento Villaviciosa, lo cual no fue posible, porque lo abortó el capitán general de Madrid, Quintana Lacaci. En cuanto a los demás miembros de la llamada trama civil, se echó tierra sobre el asunto a pesar de que la médica del Congreso Carmen Echave le dijo a Rosón -ministro del Interior- que había numerosas huellas dactilares en las copas y botellas consumidas por personas civiles en el despacho del vicepresidente del Congreso. En ese sitio se alojaron poco después de producirse el golpe. Carmen Echave no pudo verlos porque antes de entrar apagaron las luces y quedó en penumbra. Uno de ellos le dijo que «ra por su bien»

No. En primer lugar porque Torres Rojas -gobernador militar de la ciudad- estaba en Madrid, en la Brunete. Y Fernández Pose, el capitán general, a pesar de que había sido llamado por Milans del Bosch con anterioridad, esperó la llamada de su majestad el Rey tras la que abortó cualquier salida de tropas. Además de ordenar a Torres Rojas que regresase inmediatamente a su puesto en A Coruña, lo que hizo sobre las diez y media de la noche. Llegó a Lavacolla. Curiosamente hizo el vuelo con el director de La Voz de Galicia, Juan Ramón Díaz, que regresaba de un viaje por motivos profesionales.

No. Aunque hace no mucho hubo una declaración del general Mena, capitán general de Sevilla, que advirtió que el Ejército es el garante de la Constitución y que el Estatuto de Cataluña la vulneraba. Obviamente fue cesado días después.

Creo que era un guardia civil, pues la recluta de Tejero fue tan precipitada que muchos de ellos se pusieron el anorak verde del uniforme sobre el traje de paisano. Y así salieron en la famosa transmisión del Congreso de televisión española.

Para mí, el golpe más peligroso fue el de la operación Galaxia, en noviembre de 1978. Se iba a tomar el palacio de la Moncloa durante un consejo de ministros por Tejero e Ynestrillas. Primer peligro: Torres Rojas era el jefe de la brigada paracaidista de Alcalá de Henares. Segundo peligro: no había Constitución pues el referéndum fue el seis de diciembre y la sanción por el Rey el día 29 del mismo mes. O sea, estaban en vigor las leyes franquistas. Tercer y más grave peligro: el Rey estaba en México. Cuarto peligro: Tejero iba a tener fácil llegar con 400 personas vestidas de uniforme al palacio de la Moncloa. Quinto peligro: Milans ya estaba en Valencia de capitán general. Y hasta hace poco había sido jefe de la acorazada Brunete. No hay pruebas de la participación de los partidos políticos. Respecto al PSOE y el encuentro de Mújica con Armada en Lérida, el diputado socialista -en testimonio escrito al juez instructor del 23-F- aseguró que no se había hablado del llamado golpe blando con Armada. Es una coincidencia que Armada y Milans fuesen monárquicos. Pero ellos creían que España iba a la deriva y que tenían que dar un golpe de fuerza esperando que el Rey lo consintiese.

No era factible la solución Armada porque la Constitución -afortunadamente- no contempla el caso de votar en el Parlamento a un Gobierno bajo la fuerza de las metralletas. Y obviamente el Gobierno que iba a proponer Armada tampoco contaba con la aquiescencia de los que estaban en la lista. Yo no me imagino a Felipe González de vicepresidente de un Gobierno con comunistas como Tamames y Solé Tura además de Fraga y de Sáenz de Santamaría. Era una chapuza que el propio Tejero rechazó de inmediato.

No lo creo, aunque era íntimo amigo del general Armada.

No hay que olvidar que es una novela. Y que hay hechos que son ficción. Observo que carga demasiado la mano con Armada y que quizás magnifique la actuación de Sabino Fernández Campo.

Sí. Y La Voz de Galicia publicó -con motivo del décimo aniversario- un serial mío en el que se daban cerca de mil nombres de personas -políticas, sindicales y de todo género- que era un compendio de las diversas listas que habían salido en las listas negras y que iban a ser congregadas en los palacios o pabellones de deportes de toda Galicia.

En el discurso de renuncia de Adolfo Suárez hay una frase enigmática: «No quiero que mi presidencia sea un período corto en la historia de la democracia española». Mucha gente interpretó que era debido a presiones militares y también a que el Rey se había cansado de él. Había tres operaciones del golpe y se hizo una mezcla de las tres ante la dimisión de Suárez. Salió una chapuza.

Armada fue condenado solo a seis años por el juicio militar. Se creía que no había pruebas directas como las que implicaban a Tejero, Milans y Torres Rojas. Por eso el Gobierno de Calvo Sotelo recurrió al Tribunal Supremo (civil). Este aumentó la condena de Armada a 30 años, igual que la de Tejero y Milans. Ahora Armada -que ha sufrido un infarto y una embolia- ya es un inválido y lo mejor es dejar que cultive sus camelias.

No. Por lo siguiente: el jefe del Estado no era Azaña, sino el Rey; a Calvo Sotelo no lo habían asesinado, sino que su sobrino era el candidato a la presidencia del Gobierno; en Europa no estaban Hitler y Mussolini; y el Ejército -en su mayor parte- estaba a favor de la democracia y del Rey, que además había sido nombrado por Franco. Todavía obedecían a Franco. De todas maneras, Calvo Sotelo, de las primeras medidas que tomó siendo presidente del Gobierno fue adherirnos a la OTAN.

Es bueno recordarlo, pero solo para la historia y para los libros. Yo creo que es irrepetible.

Al principio con inquietud a saber que el gobernador militar de A Coruña estaba en la acorazada Brunete. Pues se pensó que aquí había dejado a colaboradores suyos. Pero la posterior llamada del Rey al capitán general, a pesar de que habló con Milans del Bosch, deshizó cualquier veleidad que se le hubiese pasado por la cabeza. Además, Fernández Pose pasaba a la reserva en unos meses. Y eso también influiría.

Nada de particular excepto las ya citadas llamadas de Miláns del Bosch y de su majestad el Rey. Aunque se recibió la orden de la junta de jefes de estado mayor de decretar la alerta 2 a todas las unidades gallegas, especialmente a la brigada aerotransportable (BRILAT), hoy acuartelada en Figueirido.

El Rey sabía por Alfonso Armada -recién nombrado segundo jefe de Estado Mayor del Ejército- con el que había hablado hora y media días antes en la Zarzuela, que el Ejército estaba en ebullición. Sobre todo por el incidente de Guernica con el Rey. Curiosamente Armada se negó a revelar la conversación con su majestad en el juicio del 23-F. Respecto a la visión del golpe, fríamente analizada, fue una chapuza. Si se hace bien, Torres Rojas subleva a la Brunete antes de la llegada de su jefe, el general Juste. Torres Rojas era idolatrado en esa unidad porque había sido su jefe hasta que rumores golpistas hicieron que el ministro le cesase y le mandase a La Coruña de gobernador militar aprovechando que estaba de vacaciones en Canarias.

Aunque estaba controlada RTVE por el destacamento de la Brunete -que se marchó a las ocho y pico de la tarde- pudo haberlo hecho por las citadas emisoras de radio. No obstante, tres días después, lo recogió la agencia Colpisa, el Rey manifestó que quería tener antes controlados a los capitanes generales y a la Brunete.

Yo creo que era un proyecto para matar al Rey, más que una operación segura. Por ejemplo, en que cabeza cabe que en pleno Cantón Grande se pueda perforar un túnel desde un comercio hasta la tribuna real sin que nadie se percatase. Eso sí, yo estaba en la tribuna de prensa de enfrente, y observé con otros periodistas, entre ellos Miguel Ángel Liso de Diario 16, que el Rey estaba demacrado y tenía cara de funeral.

Excepto quizás la ultraderecha, yo creo que ningún partido estaba implicado. Especialmente Felipe González, que posteriormente manifestó sibilinamente: «Cuando estábamos allí encerrados, miré hacia los escaños de la derecha y del centro y pensé, ¿dónde estarán estos dentro de un mes si triunfa el golpe? Nosotros ya sabíamos dónde íbamos a estar, en la cárcel o fusilados».

Los borbones por historia son algo frívolos. No olvidemos que cuando dio el golpe el general Primo de Rivera en 1923 el Rey le preguntó a la reina: «¿Qué te parece el haber permitido este golpe?» Doña Victoria Eugenia le respondió: «Alfonso, te has jugado el trono. Y lo vas a perder». Don Juan Carlos quizás se excedió en las críticas a Suárez. Hay un detalle que no me gustó nada. Cuando Suárez le presentó la dimisión. En vez de lamentarlo, le dijo: «Ya has pensado en el sustituto». Y pasó página.